La vida política de un pueblo marca la condición en que se encuentra; marca su nivel moral, marca el temple y la energía de su carácter. El pueblo donde no hay vida política, es un pueblo corrompido y en decadencia, o es víctima de una brutal opresión.
En un espíritu corrompido no cabe el honor.
Aquella conversación me estaba interesando cada vez más. Yo era igual de depravado que los demás jóvenes de mi edad, y el carácter abyecto de mi propósito me importaba un ardite ahora que se habían despertado el amor propio y todas las pasiones que se mezclan en este tipo de romances.
El deseo masculino es naturalmente explicable, pero el femenino es culturalmente depravado
Cuando bajo a mi perro, siempre voy pensando que hay un fotógrafo retratándome y me pongo ideal.
Reemplazar la solidaridad natural por la práctica hipócrita y malsana de las comunidades religiosas, en las que bajo la apariencia de la caridad, cada cual piensa sólo en la salvación de su alma: egoísmo humano altamente refinado.
La ley se ha pervertido bajo la influencia de dos causas muy diferentes: el egoísmo carente de inteligencia y la falsa filantropía.
Las relaciones sociales entre los hombres se han pervertido tanto, que es más fácil obrar mal que conducirse correctamente.
Más daño hace un juez venal que cien delincuentes.
Me parece fundamentalmente, deshonesto y dañino para la integridad intelectual creer en algo sólo porque te beneficia y no porque pienses que es verdad
Creer en algo y no vivir para ello es deshonesto
Otras formas de vida, además de la nuestra, merecen nuestra consideración. El hombre debería ser agricultor, no explotador. Este planeta no está destinado exclusivamente a nuestro porvecho. El destruir todas las formas de vida que no tienen para nosotros utilidad ostensible y directa es inmoral y, en definitiva, es muy posible que contribuya a nuestra propia destrucción.
El amor es inmoral por esencia, porque las costumbres cambian, y el gesto del amor es siempre el mismo.
La vida política de un pueblo marca la condición en que se encuentra; marca su nivel moral, marca el temple y la energía de su carácter. El pueblo donde no hay vida política, es un pueblo corrompido y en decadencia, o es víctima de una brutal opresión.
Tened cuidado con las analogías: durante miles de años han corrompido la medicina, y pueden ser culpables de que los sistemas pedagógicos de hoy en día sean tan numerosos, y después de tres mil años de discusión, todavía no sabemos cuál es el mejor
Si hubiera sabido que los precios de las acciones iban a caer tan drásticamente, las habría vendido antes.
La gente de los periódicos tienen la costumbre de ponerte en las primeras páginas de vender sus papeles, y entonces después de haber vendido sus papeles y tener una gram circulación, dicen: 'Mira lo que hemos hecho por ti
Ya casi no hay hombres buenos ni malos, ni traidores por vocación, ni envenenadores por capricho. Hemos descompuesto al hombre, al conjunto de mentiras y verdades que antes era el hombre y no sabemos recomponerlo. Nos falta el cemento de la fe divina o de la fe humana, para hacer con estos cascotes una cosa que parezca una estatua.
El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazon, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad. Y muerto y descompuesto así el carácter moral de nuestro pueblo, ¿qué le importa ya de sus caracteres físicos y políticos?
Desde hace tiempo España ha entrado en un proceso de putrefacción, y la situación se agrava en el caso de Cataluña. Este núcleo putrefacto ha conseguido que el ciudadano quede desactivado y se sitúe al margen de cualquier acción pública: sólo se le utiliza como carne de cañón en manifestaciones
El pueblo donde no hay vida política, es un pueblo corrompido y en decadencia, o es víctima de una brutal opresión.
Lo último corrompido ¿no es el principio de lo engendrado?
Estoy convencido, de que si los esfuerzos por divorciar la política de la religión no se hubiesen hecho como se hicieron, la política no habría degenerado como con frecuencia ocurre... He conocido a muchos hombres religiosos que eran políticos disfrazados. Yo mismo, que tengo la apariencia de político, soy, de corazón, un hombre religioso.
La formación científica -atomizada de acuerdo con técnicas distintas y separadas- ha degenerado en entrenamiento científico. No hay que sorprenderse de que ello desanime a las mentes críticas.