La fe es un oasis en el corazón, que nunca será alcanzado por la caravana del pensamiento.
Nadie debería morir en un tren yendo al curro, nadie debería morir por el control del crudo.
Amo a mi país, ¡Por los arenques que lo amo! Quisiera que ver pudierais las lágrimas que sollozo al pensar en el barco, en el tren de los emigrantes.
Mas la conciencia me asegura, es buena escolta que hace al hombre franco bajo el amparo de saberse pura