Y eso es el cine. Nada más que una prolongación de la infancia donde todo el mundo quiere ser más libre, todos quieren ser poderosos, todos quieren ser tan irresistiblemente atractivos que no se pueda aguantar. O todo el mundo quiere tener camaradería y ser comprendido.
El sufrimiento más intolerable es el que produce la prolongación del placer más intenso.
La imaginación no caza en jaurías: para imaginar eficazmente, el niño necesita la soledad mental absoluta; saber que únicamente entre las páginas del libro, si tiene suerte y si el libro lo interpela, descubrirá por sí mismo el hilo de una historia secreta contada únicamente para él. A esa singular lección aspira toda la literatura.
Roza el hilo de la caña de pescar la luna en verano.