Sólo hay un encuentro: conjurar místicamente las cosas mediante la palabra.
¿Puede alguien recordar el amor? Es como querer conjurar el aroma de las rosas en un sótano. Podrías ver la rosa, pero el perfume, jamás. Y ésa es la verdad de las cosas, su perfume.
Los dos por un momento hemos pensado que estaban agotados los recursos, pero mis piernas son definitivas, y te hacen maquinar en un instante una historia de amor nocturna y loca.