Es asombroso cómo crecen las mentiras. Uno empieza con una pequeña mentira que parece fácil de ocultar, pero de pronto se encuentra acorralado y cuenta otra. Luego otra. Al principio la gente le cree a uno, reacciona de acuerdo con las mentiras, y a uno se le ocurre que ojalá hubiera contado la verdad.
La catedral es un corazón. La torre, un brote. ¿Han contado los escalones que llevan a la plataforma? Cada noche son más numerosos. Se multiplican.