Por suerte, siempre pensé más como músico que como guitarrista, como siempre cambio en el plano personal y también cambian mis gustos, eso se refleja en la forma en q abordo el instrumento, nunca siento que me estoy quedando sin ideas ya que tengo muy claro que la música es infinita.
Lo que es la piedra para el escultor es el tiempo para el músico. Cada vez que se levanta para tocar, el músico se enfrenta con su pedazo de tiempo sin esculpir. Sobre este vacío aparentemente sin contornos tiende, quizás, un arco de violín, que es una herramienta para tallar o dar forma al tiempo... O, digamos, para descubrir o liberar las formas latentes en ese momento único del tiempo.