¿Cómo puedo permanecer en el samsara alegremente y sin temores, cuando estoy dispuesto a reservar en mi corazón un lugar para estos interminables y persistentes enemigos, que son la causa de que aumente todo lo que me perjudica?
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.