No se trata de cambiar de amo sino de sistema, de darnos un gobierno que garantice la libertad y el trabajo de todos, criollos y mestizos, indios y libertos; que nos reparta una justicia más equitativa y no se la dé al que mejor la pague. Sobre todo, de la libertad de comerciar con quien querramos añadió el señor de los Ríos y Zúñiga. Basta de trabas e imposiciones.
El valor económico del trabajo de un hombre está determinado, en un mercado libre, por un solo factor: El consentimiento voluntario de aquellos con la voluntad de comerciar con él a cambio de sus productos o de su trabajo
Su oficio era vender palabras. Recorría el país, desde las regiones más altas y frías hasta las costas calientes, instalándose en las ferias y en los mercados, donde montaba cuatro palos con un toldo de lienzo, bajo el cual se protegía del sol y de la lluvia para atender a su clientela.
Para mí, la publicidad es ayudar a vender un cacharrito y para eso hay que explicar a la gente en qué va a mejorar su vida teniendo ese cacharrito
Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil.
El arte verdadero sólo tiene que lanzar proclamas y llevarse a cabo en el silencio.