Si a esa nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas, como agobia y aflige al ánimo del náufrago el no divisar en el horizonte ni costa ni embarcación, el que España prosperara y se engrandeciera.
La poesía no se propone consolar al hombre de la muerte, sino hacerle entrever que vida y muerte son inseparables: son la totalidad
En nuestro tiempo, nos hallamos muy lejos de la visión monolítica de la física clásica. Ante nosotros se abre un universo del que apenas comenzamos a entrever las estructuras. Descubrimos un mundo fascinante, tan sorprendente y nuevo como el de la exploración de la infancia.
Es ignorancia no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita.
Los críticos no sabrían distinguir y apreciar ni los diamantes brutos ni el oro en barras; en literatura no conocen sino lo que circula, las monedas; ellos son comerciantes, su crítica tiene balanzas, pesas, pero no tiene ni crisol ni piedra de toque.
Cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo.
La inteligencia, sin la capacidad de aprender; es patrimonio de los que no tienen la facultad de percibir los sonidos; por ejemplo la abeja.(cfr. Metafísica I,1).
...irritada contigo porque eras incapaz de vislumbrar que era a ti a quien necesitaba, que estar con ellas era una forma de serte fiel, de gritarte -Te amo.
Todo buen negocio radica fundamentalmente en vislumbrar el potencial a futuro del mismo.
En el experimento hay que considerar dos operaciones. La primera consiste en premeditar y procurar las condiciones del experimento; la segunda consiste en notar los resultados del experimento.
Es que me deleito tanto escuchándome inventarte en mi prisión es mi sueño preferido y no quisiera un día notar que este encuentro no me sucedió jamás.
Creemos adivinar los sentimientos del otro, no podemos, por supuesto, nunca podremos. No tiene importancia. En realidad es la ternura la que me interesa. Ése es el don que me conmueve, que me sostiene, esta mañana, igual que todas las mañanas.
En ese único levísimo movimiento, veo el fin de la esperanza, el principio de la destrucción de todo lo que quiero en el mundo. No puedo adivinar qué forma tomará mi castigo, qué amplitud abarcará la red, pero cuando termine, lo más probable es que ya no quede nada.
Nombrar el objeto es suprimir el mayor placer del poema, que es la felicidad de conjeturar poco a poco.
No sabemos: solo podemos conjeturar
Las voces de la brisa dirán tu nombre como un rumor. Y en el jardín del alma renacerá una flor, y temblarán las manos al presentir tu amor.
Los geólogos disfrutan con los terremotos y otras catástrofes naturales porque abren la tierra y dejan entrever sus secretos. Mi actitud hacia esta barcaza era similar. No había forma de sacarla a rastras de la isla y saltar dentro de la cavidad que había horadado, pero podía pasearme por los bordes con mis tarros de muestras y ver qué aparecía.
La poesía no se propone consolar al hombre de la muerte, sino hacerle entrever que vida y muerte son inseparables: son la totalidad
Tenemos todo el tiempo del mundo para ganar este juego y también para destruir a los españoles. (Al avistar la Armada española, el 20/7/1588 mientras jugaba a los bolos)