La historia es siempre una fantasía sin base científica, y cuando se pretende levantar un tinglado invulnerable y colocar sobre él una consecuencia, se corre el peligro de que un dato cambie y se venga a bajo toda la armazón histórica.
El panteísta es un ateo disfrazado de Dios mismo.
Quisiera ay tantas cosas más quisiera. Revelar tus ojos, celebrar tu nombre y salir contigo disfrazado de horizonte.
La ciudad es un corral de hombres.
La ironía es un insulto disfrazado en la forma de un elogio.
El panteísta es un ateo disfrazado de Dios mismo.