El sufrimiento ayuda a ponerse en movimiento, la necesidad es la motivación por excelencia. La comodidad, en cambio, puede ser un arma peligrosa, de doble filo. El exceso de comodidad nos achancha, nos pone lentos y perezosos.
El hombre sólo puede alcanzar el conocimiento con la ayuda de quienes lo poseen. Esto debe ser entendido desde el principio. Uno debe aprender de los que saben.