El sabio sólo usa de acritud contra sí mismo, y es amable con los demás
La Organización de las Naciones Unidas se dedica a la paz mundial, y sus estatutos claramente prohíben el uso de la fuerza en escala internacional. No obstante, la ola de agresividad sigue creciendo. La influencia que los estatutos ejercen ha disminuido aún en el transcurso de los cuatro años que han pasado desde que se celebró la primera sesión especial sobre el desarme
En toda sociedad y en toda colectividad existe, debe existir, un canal, una puerta de salida por donde puedan liberarse las energías acumuladas en forma de agresividad
Nadie captó la ironía en 'Working Class Hero'; esa canción no tenía nada que ver con el socialismo, sino que el mensaje era algo así como: 'si quieres pasar por todo eso, llegarás a donde estoy y esto es lo que serás'. No tiene nada que ver con picar piedra o no tener que picar piedra.
Yo no tengo la más mínima ironía posmoderna. Soy un romántico y un tipo al que le interesa lo clásico, aunque admito que de manera bizarra.
..., cuando un hombre, por causa de su aspereza natural, pretende retener lo que, siendo superfluo para él, es necesario para los demás, y, debido a la terquedad de sus pasiones, no puede corregirse, habrá de ser expulsado de la sociedad por constituir un peligro para ella.
Hay rudeza en los latinos. La moderación, una moderación noble y de buen gusto, distingue a los griegos y, sobre todo, a los atenienses.
Lo que la humildad no puede exigir de mí es mi sumisión a la arrogancia y a la rudeza de quien me falta el respeto. Lo que la humildad exige de mí, cuando no puedo reaccionar como debería a la afrenta, es enfrentarla con dignidad.
El sabio sólo usa de acritud contra sí mismo, y es amable con los demás
El hombre experimenta una instintiva gratitud hacia la mujer que, sacrificando un poco de su pudor, demuestra querer gustar a uno solo, desafiando la malignidad de los demás; pero no puede sufrir que después esta mujer ofenda a otra que demuestra sentir por él cierta simpatía.
En ese mismo momento, cuando en verdad podíamos decir: Vano es el socorro del hombre, quiso Dios, para nuestra grande y dulcísima sorpresa, abatir la furia del mal, y al declinar la malignidad de éste, y aunque aún había un número infinito de enfermos, cada vez fueron muriendo menos.
Según los criterios establecidos en la conversación de aquella noche, ella no poseía ninguna cualidad en un grado demasiado alto ni demasiado bajo, lo cual le llenaba de asombro y de un anhelo desesperado. El debate no tuvo ninguna conclusión, y acabó por caer en un deshilvanado chismorreo que los jóvenes mantuvieron hasta el amanecer.
Yo nunca murmuro escandalosamente. Me limito a chismorrear. El chismorreo es siempre encantador. La murmuración escandalosa es un chismorreo que la moralidad hace aburrido.