Jose Luis Rodriguez Zapatero, que no es la mitad de bueno de lo que el se cree, y es el doble de necio de lo que yo me temia, lleva su fanatismo y su sonriente odio más allá de toda razón.
Es bueno que la gente piense que soy una persona y no una personalidad. Porque cuando uno crece ante los ojos del público, como yo lo hice, se tiende ser automáticamente diferente.