La droga es el producto ideal...La mercancía definitiva. No hace falta literatura para vender. El cliente se arrastrará por una alcantarilla para suplicar que le vendan...El comerciante de droga no vende su producto al consumidor, vende el consumidor a su producto. No mejora ni simplifica su mercancía. Degrada y simplifica al cliente
Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo.
Quién sabe si terminar un libro de cuentos no sea como vaciar de golpe un cubo en el Café Kubista. Ver vaciarse todo y conocer su contenido, saber perfectamente de qué se ha llenado todo.
El té carece de la arrogancia del vino, del individualismo consciente del café y de la inocencia sonriente del cacao.
Mordemos algunas masas y observamos sin mucho entusiasmo el tubo de dentífrico que nos han obsequiado; es como si Margarita me adivinara el pensamiento, porque, apenas nos miramos a los ojos, sonreímos.
Ser un canal significa vivir plena y apasionadamente en el mundo, tener relaciones profundas, jugar, trabajar, crear, disfrutar del dinero y de las posesiones materiales, ser tú mismo, y sin embargo no perder ni por un momento tu conexión profunda con el poder del universo que hay dentro de ti.
Cuanto más confiemos en seguir la fuerza vital, más sana y vital se volverá nuestro cuerpo y nuestra mente. Viviendo como un canal para la energía del universo, uno puede volverse más vivo, hermoso y lleno de energía con los años, en lugar de lo contrario.
Y de la misma manera que el transformismo está lejos de pretender explicar toda la historia de la formación de las especies, pues aspira sólo a poner los métodos de esta explicación a nivel científico, el materialismo aplicado a la historia jamás ha pretendido explicarlo todo, sino solamente indicar, como se expresó Marx en El Capital, el único método científico de explicar la historia.
La Luisa expresó esta opción en la universidad. En ese momento, habló con ella y consejeros escolares. Era importante que la elección fue suya y que la presión fue acompañada por sus colegas homófobos. Afortunadamente, no había ninguna duda acerca de su opción más seria. Que, recordemos, es personal
Nunca me he considerado un retratista, pero la figura humana ha sido siempre una fuente de inspiración para mí. Lo importante no es el tema o el contenido, sino la obra, la forma.
Una mente que se ha embebido alguna vez del gusto por la investigación científica, y ha aprendido el hábito de aplicar fácilmente sus principios a las cosas que ocurren, tiene dentro de sí mismo una fuente inagotable de contemplación pura y emocionante
Mordemos algunas masas y observamos sin mucho entusiasmo el tubo de dentífrico que nos han obsequiado; es como si Margarita me adivinara el pensamiento, porque, apenas nos miramos a los ojos, sonreímos.