Su contemplación le despertó numerosos recuerdos, pero la dulzura melancólica de aquel rostro calmó sus emociones.
La verdadera felicidad social consiste en la armonía y en el uso pacífico de las satisfacciones de cada individuo.
(En respuesta a la observación del papa Pablo VI, quien comentó que los judíos, habiendo siendo un pueblo tan dócil y pacífico a lo largo de la historia, sea tan firme y decidido desde que tiene su propio país): Su Santidad, cuando fuimos compasivos y débiles y no tuvimos nuestro propio lugar donde vivir, nos condujeron a las cámaras de gas
El afán, aun de las cosas muy buenas, debe ser templado y reposado
Parece que el lugar insidioso fue de Natura para engaños hecho, ciego, inútil, oculto y temeroso, sólo para asechanzas de provecho, a un lado el monte es áspero y fragoso, y entre sus peñas va un camino estrecho, debajo un campo llano y apacible a las faldas se ve del monte horrible.
En el matrimonio es preciso contar con cualidades que resistan, que duren, y las grandes pasiones pasan pronto; al paso que una condición apacible en todos tiempos es buena.
...un carácter templado para la adversidad; sereno en la lucha y magnánimo en la victoria..., un alma recia para no embotarse en los dardos de las perfidias, un gran espíritu de sacrificio y una alta conciencia del deber.
Es gran virtud del hombre sereno oír todo lo que censuran contra él, para corregir lo que sea verdad y no alterarse por lo que sea mentira.
Personas que sueñan cuando duermen en la noche conocen un tipo especial de felicidad que el mundo de hoy no conoce, un plácido éxtasis, y la facilidad de corazón, con miel en la lengua. También saben que la verdadera gloria de los sueños reside en su atmósfera de ilimitada libertad.
En mis jardines, en mis casas, siempre he procurado que prive el plácido murmullo del silencio, y que en mis fuentes cante el silencio.
Al hombre comedido le basta con lo suficiente
La fealdad quedó instaurada por primera vez en el arte al ser exhibido el primer retrato del hombre.
Cuando viajo y me quedo delante de lugares maravillosos, me cae una lágrima por no estar conmigo, compartiendo ese placer
Todo lo que el hombre hace a los animales, regresa de nuevo a él. Quien corta con un cuchillo la garganta de un buey y permanece sordo ante los bramidos de temor, quien es capaz de matar impávido a un atemorizado cabrito, y se come el pájaro, al que él mismo ha alimentado, ¿cuán lejos está del crimen un hombre así?
Súbitamente comprendí que todas las cosas sólo van y vienen incluido cualquier sentimiento de tristeza: también se irá: triste hoy alegre mañana: sobrio hoy borracho mañana ¿Por qué inquietarse tanto?
Lo que al caballero le hace ser caballero es ser medido en el hablar, largo en el dar, sobrio en el comer, honesto en el vivir, tierno en el perdonar y animoso en el pelear.
No se escapa este bien cuando deseo, por sentir un consuelo, contemplarlo, pues mi placer secunda, y mi recreo de tan suave manera, que expresarlo no podría, ni podría experimentarlo ningún mortal jamás.
Todo alrededor del altar había flores. Le gustaba la música que estaban tocando en ese momento. Vio al Religioso delante de sí y reconoció su aspecto. Entonces, cerró suave los ojos, se inclinó un poco hacia adelante y dijo: Sí.
En el mundo hay muchísimas Beth, tímidas y tranquilas, sentadas en rincones hasta que alguien las necesita y que viven para los demás tan alegremente, que nadie se da cuenta de los sacrificios que hacen hasta que el grillo del hogar cesa de chirriar y desaparece el dulce rayo de sol, dejando atrás silencio y sombra.
Quiero decir que hay gente que hace cosas tan malas que desgarran la urdimbre del mundo, y hay gente tan dulce y bondadosa que percibe ese desgarrón. Ve cosas, sabe cosas, pero es tan pura y bondadosa que no entiende lo que están viendo.
Un despreocupado paseo o una borrachera accidental en tierra bastan para desvelarle los secretos de todo un continente, y con frecuencia descubre que el secreto no vale la pena.