No pensaba alegremente acerca del progreso de la humanidad, y veía tan sólo en el creciente acopio de civilización una necia acumulación que debía inevitablemente venirse abajo al final y destrozar a sus artífices.
No creo en la existencia de razas privilegiadas, creo en los hombres y, sobre todo, creo en los españoles, y por lo que a mí se refiere, creo tener una enorme capacidad para encajar los reveses con la sonrisa en los labios, sin desfallecer nunca. Tengo también defectos, quizá demasiados, pero de resaltar éstos ya se encargarán otros cumplidamente.
Hay calumnias frente a las cuales la inocencia misma se siente desfallecer
Cuando un hombre llega a pensar que la naturaleza no lo considera importante y que, según ella, no sería una mutilación para el universo desprenderse de él, su primera intención es de arrojar ladrillos contra el templo, y aborrece profundamente el hecho de que no haya ni ladrillos ni templos.
desprenderse de una realidad no es nada; lo heroico es desprenderse de un sueño
Entreveía la posibilidad de helenizar a los bárbaros, de atizar a Roma, de imponer poco a poco al mundo la única cultura que ha sabido separarse un día de lo monstruoso, de lo informe, de lo inmóvil, que ha inventado una definición del método, una teoría de la política y de la belleza.
Los métodos y medios no pueden separarse del objetivo final.
El pensamiento de la muerte me persigue con una obstinación singular. A cada gesto que hago, calculo: ¿cuántas veces ya? Me pregunto: ¿cuántas veces todavía? Y siento, lleno de desesperación, precipitarse la revolución del año
Me sentía desnudo en un extraño mundo. Experimenté lo que quizá experimenta un pájaro en el aire claro, cuando sabe que el gavilán vuela y quiere precipitarse sobre él. Mi pavor se tornaba frenético.
Hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa
Tendrá una voluntad muy firme, ¿Eh? -inquirió Fanny. Sí, una voluntad firme, un corazón fuerte, un alma libre y un cuerpo atlético. Por eso la he hecho más grande que la mujer de la actualidad. La belleza y la fuerza han de ir juntas.
Nadie se queja de la niebla. Ahora ya sé por qué: aunque resulte molesta, permite hundirse en ella y sentirse seguro.
¿Quién conoce el fin? Lo que ha emergido puede hundirse y lo que se ha hundido puede emerger. Lo satánico aguarda soñando en el fondo del mar, y sobre las ondulantes ciudades humanadas navega el apocalipsis.