...sólo me gustan las profesiones útiles: todo aquel que no tiene talento más que para fabricar dioses o para matar hombres, me ha parecido siempre un individuo consagrado a la indignación pública y al que se le debe ridiculizar u obligar a que trabaje a la fuerza.
He aprendido a nunca ridiculizar la opinión de cualquier hombre, por extraña que pueda parecer.
Nunca he escuchado abuchear un home run, pero sí muchas rechiflas después de un ponche
Después de todo, ironizar es ausentarse.
Mi lengua y mi estilo son tan imprecisos que en esto me quedo atrás con respecto a muchos malos escritores. Hasta un principiante o un escolar puede reírse de mi lengua. Cuando cojo la pluma, me siento como paralizado.
El único animal capaz de reírse de si mismo es el ser humano. No tiene ningún mérito: es el único que da motivos para ello
La motivación para mí es el juego en sí, sólo jugar de la manera correcta y tratar de ganar, competir cada vez que salgo a la pista. Esa es motivación suficiente para mí para salir y jugar bien
En la actualidad, hablar con un periodista era como jugar una decisiva partida de ajedrez: una tenía que pensar con antelación, imaginar todas las maneras en que el reportero podía tergiversar una declaración. Se respiraba un clima inevitablemente hostil.