Hombrecito, ¿Qué quieres hacer con tu cabeza? ¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo? ¿Castrar al potro Dios? Pero Dios rompe el freno y continúa engendrando magníficas criaturas, seres salvajes cuyos alaridos rompen esta campana de cristal.
A pesar de todas las expectativas, el tiempo de mi última campaña y de mi muerte está cerca. Quiero morir en casa. No dejes que mi fin te desarme, y en ningún caso lloréis por mí, no sea que el enemigo se advierta de mi muerte