Tu supervisor o tu capataz te da a ti más órdenes durante una semana que toda la policía durante una década.
Caminaste por la calle y allí estaban: el látigo y el derramamiento de sangre. Recuerda por lo tanto que no hay duda: Ciertamente existe el infierno.
A aquellos que eran hábiles y compañeros valientes, yo les he hecho jefes militares. A aquellos que eran rápidos y ágiles, yo les he hecho jinetes de caballo. A aquellos que no eran hábiles, yo les he dado un pequeño látigo y les he enviado a ser pastores