Nadie publica una palabra que no sea un robot cobarde saltando de una mentalidad depravada. El día de la publicación de la literatura verdadera del cuerpo de América será el día de la revolución.
El robot va a perder. No por mucho. Pero cuando se anote el resultado final, la carne y la sangre derrotarán al monstruo maldito.
El hombre no está hecho para ser un autómata y, se convierte en tal, la base de la salud mental queda destruida.
¿Qué destruye más rápidamente que trabajar, pensar, sentir sin necesidad interna, sin una elección profundamente personal, sin placer, ¿como un autómata del deber? Es ésta precisamente la receta de la décadence, incluso del idiotismo... Kant se volvió idiota.