En el resplandor del Yo, la oscuridad de la ilusión se disipa para siempre.
No podía sentirla en la oscuridad ni su voz podía rozar su oído. Esperó unos minutos, tratando de oír. No se oía nada: la noche era de un silencio perfecto. Escuchó de nuevo: perfectamente muda. Sintió que se había quedado solo.
La felicidad consiste en la ignorancia de la verdad
La ignorancia puede ser curada, pero la estupidez es eterna.