Compro de todo. Pero no me puedo poner cualquier cosa. Lo guardo en el armario. Llevo unos pantalones negros de Stephen Sprouse, una camiseta negra, un jersey negro de cuello vuelto, una camisa negra, una chaqueta negra de piel y unas Adidas
Teníamos un pacto de muerte. Tengo que llevar a cabo mi parte del trato. Por favor, enterradme cerca de mi nena, con mi chaqueta de cuero, mis vaqueros y mis botas de motorista. Adiós.
Un saco de serpientes en el que sólo hay una anguila: eso es la lotería matrimonial.
Nunca he pensado en nada, solamente de golpe me doy cuenta de lo que he pensado, pero eso no tiene gracia, ¿verdad?, ¿Qué gracia va a tener darse cuenta de que uno ha pensado algo? Para el caso es lo mismo que si pensaras tú o cualquier otro. No soy yo, yo. Simplemente saco provecho de lo que pienso, pero siempre después, y eso es lo que no aguanto.