El espíritu de propiedad es el más fuerte aguijón que conocen los civilizados; se puede, sin exageración, estimar en un doble del trabajo servil o asalariado el producto del propietario.
Quiero dominar el mundo. Cada vez que alcanzo la cima de un pico descubro otro al que quiero subir. Es como si no pudiera parar. Quizás debería descansar y admirar el paisaje, pero no puedo. Tengo que seguir. ¿Por qué? No lo sé
Culminan las montañas en pico y los pueblos en hombres.
La guerra es la obra de arte de los militares, la coronación de su formación, el broche dorado de su profesión. No han sido creados para brillar en la Paz.
Mis lágrimas deben cesar, porque cada gota es como aguja punzante.
Me apasiona la música. Y porque me apasiona, trato de liberarla de las tradiciones estériles que la sofocan. El color de mi alma es la rueda de murciélagos de hierro gris y triste sobre la aguja de mis sueños.