Si lucho por tu libertad, si canto, no canto porque te quiero. Tampoco por enjugar tus lágrimas, sino porque te necesito felizmente libre. Porque en tu libertad, en tu felicidad, veo las mías.
¡Despertaos! Nunca seáis negligentes. Seguid la ley de la virtud. El que practica la virtud vive felizmente en este mundo y en el próximo
No me mudé la quinta en Ezeiza para escaparme de la exposición. Siempre me gustó estar cerca del verde. Es un lugar al que íbamos de chicos, queda al toque de los accesos, no es que me fui muy lejos tampoco. por suerte puedo pilotear la fama de otra manera.
El peor momento fue cuando estaba a punto de cantar, y me atraganté. Tenía un cosquilleo en la garganta y empecé a toser, no pude sacar las palabras. Duró como treinta segundos, pero lo superé, y por suerte a la gente no pareció importarle
Ahora me encuentro con gente con tatuajes a todo color de Lobezno en la espalda. gracias a Dios que lo hice bien, porque creo que si no lo hubiera hecho, me habrían escupido en la calle
Trabajar en el cine era vergonzoso, era lo más despreciable. gracias a Dios se inventó la televisión.
Las vacas estaban sumidas en una existencia bestial que carecía dichosamente de profundidad espiritual: arrojar chorros de leche y mascar, cagar y mear, pacer y dormir, esa era toda su razón de ser.
El éxito no le sale al paso por suerte ni por casualidad. Esto se concibe, se prepara, se ejercita, y después recién se realiza. Es decir el éxito depende de toda esa acción, de toda esa preparación, y de toda esa organización, el éxito a nadie le sale al paso, no es obra de la casualidad, el éxito es obra de la previsión, de la organización y la realización.
El peor momento fue cuando estaba a punto de cantar, y me atraganté. Tenía un cosquilleo en la garganta y empecé a toser, no pude sacar las palabras. Duró como treinta segundos, pero lo superé, y por suerte a la gente no pareció importarle
Tenemos todo en nuestro país, el más hermoso del mundo, gracias a Dios por darnos el privilegio de nacer aquí
Piensa en lo peor que te podría suceder y después da gracias a Dios por lo bien que estás.
Las vacas estaban sumidas en una existencia bestial que carecía dichosamente de profundidad espiritual: arrojar chorros de leche y mascar, cagar y mear, pacer y dormir, esa era toda su razón de ser.