Con el dinero ocurre al revés que con las personas: cuanto más libre, peor.
Un hombre le había injuriado malamente y no tomó pena ni se movió por ello, y como un amigo suyo se maravillase mucho, díjole: A mí no me dice mal, porque lo que dice no me compete a mí ni en mí se hallará. al revés lo hace ahora el común de la gente que más se altera cuando no merece las injurias que se les dicen.