Paradójicamente, cuanto más clara sea la manera de pensar o la visión del mundo de un artista, cuanto más madura y más duradera sea su obra, tanto más atemporal será ésta, al igual que ocurre con todo el verdadero arte.
¡Ay madre! Cuando estemos satisfechos de comer, de hablar, de reírnos y maravillarnos, nos vamos cada uno a lo nuestro: yo a mi cama, donde distraído abro la esclusa intemporal del sueño, tú a tu tumba, donde susurra la hierba familiarmente con su voz de tiniebla y eternidad.